Los problemas derivados de una mala postura en sedestación (sentado) suelen aparecer de forma gradual. Por eso, es importante adoptar una posición correcta desde el principio, especialmente para aquellos afectados que necesitan usar silla de ruedas la mayor parte del día. Podemos considerar que una postura es inadecuada cuando:
- Se mantiene de forma idéntica durante muchas horas seguidas.
- El peso del cuerpo no está bien distribuido o el paciente no está cómodo.
El mejor método para comprobar si nuestra postura es correcta consiste en que alguien nos tome una fotografía cuando estamos sentados, tanto de frente como de perfil. Si la imagen es simétrica en la visión frontal (algo que puede comprobarse trazando una línea en la mitad de la imagen) significa que nuestra postura es razonablemente correcta. En la vista de perfil, la espalda debe mantenerse recta, con la pelvis colocada bien atrás en el asiento, de manera que la columna forme un ángulo de 90 grados con las piernas.
Otro factor importante para una correcta postura es la colocación de los pies y las rodillas. Estas no deben tocarse entre ellas y, además, tendrían que quedar aproximadamente a la altura de las caderas, formando un ángulo de 90 grados con la pantorrilla. Los pies deben apoyarse en la plataforma de apoyo, alineados con el resto de la pierna y sin cruzarse. Es importante, además, que todo el cuerpo esté relajado y cómodo.
Otro de los riesgos que pueden sufrir las personas que pasan muchas horas en una posición fija, ya sea sentadas en una silla de ruedas o en la cama, es el desarrollo de úlceras por presión. Se trata de lesiones en la piel causadas por una mala distribución del peso corporal sobre la superficie en la que se apoya. El peso presiona los tejidos de forma continuada y estos acaban por lesionarse.
Para evitar las úlceras por presión, es importante asegurarse de que el peso queda bien distribuido sobre ambos lados del cuerpo y cambiar de postura frecuentemente. También deben tenerse en cuenta los sistemas de sedestación (cojines), que reparten el peso de forma homogénea y evitan puntos de presión excesiva que pueden derivar en una lesión en la piel.
Para mantener una postura correcta en sedestación, es importante recordar estos cuatro puntos clave:
● Mantener la pelvis bien situada: es decir, colocar la pelvis tan atrás como la silla permite. Una buena posición es, por ejemplo, cuando la pelvis queda alineada a la altura de los hombros.
● Mantener la simetría: el lado izquierdo y el derecho deben cargar el mismo peso, sin apoyarnos más en uno que en otro.
● Formar un doble ángulo de 90 grados con las piernas: el cuerpo con las piernas, y las piernas con las pantorrillas.
● Separar las rodillas: ambas apuntando hacia adelante, procurando que no se toquen.
Los hábitos posturales pueden ser difíciles de modificar, por lo que es importante tener en cuenta que cualquier cambio puede requerir cierto esfuerzo y algo de tiempo. El paciente nunca debe perder de vista su ergonomía: debe ser capaz de llegar a todas partes con los brazos y desarrollar con normalidad sus tareas cotidianas.
La importancia del ángulo entre asiento y respaldo
De acuerdo a la condición física del usuario de la silla de ruedas, es muy importante elegir el ángulo correcto de sedestación, que es el ángulo que forman el asiento y el respaldo. Por lo general este ángulo debe ser de 90 a 95 grados.
Sin embargo, si el paciente presenta deformidades estructuradas u otras condiciones como tono axial muy bajo, esto es que no tienen fuerza en los músculos del cuerpo para mantener por sí solos una postura a 90 o 95 grados, es recomendable utilizar un ángulo abierto a 100 grados o incluso mayor.
La determinación del ángulo de sedestación es fundamental en el diseño de un lecho postural (asiento de espuma fresado) o de un corsé de asiento (asiento pélvico en termoplástico). Porque en estos casos el ángulo que elijamos no se va a poder modificar una vez esté fabricado el producto.
La reclinación se refiere a la inclinación del respaldo respecto al asiento. Implica la apertura del ángulo entre asiento y respaldo. Esta característica es importante cuando la persona necesita tomar un descanso de la postura a 90 o 95 grados.
Sin embargo, se debe tener cuidado con la reclinación, ya que mal utilizada puede favorecer enormemente la retroversión pélvica y desbaratar por completo la postura en sedestación, causando más problemas y dolencias al usuario.
Cuando hablamos de basculación en una silla de ruedas, nos referimos a la facultad de la silla para permitir desplazarse hacia atrás, sin variar el ángulo entre asiento y respaldo. Existe también la basculación negativa, es decir hacia adelante.
¿Por qué son importantes para el posicionamiento en sedestación?
La basculación en la silla de ruedas nos va a permitir variar la posición del paciente respecto a la vertical, sin modificar el ángulo de asiento, y esto es benéfico para el paciente porque:
1. Facilita el reparto de presiones, al variar los puntos de carga según los grados de basculación, lo que ayuda a evitar la aparición de úlceras.
2. Mejora el posicionamiento de la cabeza, al disminuir el esfuerzo que el niño tiene que hacer para mantenerse en la vertical.
3. El bascular ligeramente la silla, puede ayudar a reducir el babeo.
4. Facilita el descanso y la disminución del tono muscular.
5. Ayuda a controlar la retroversión pélvica.
6. La basculación negativa puede facilitar las transferencias. Si el paciente colabora, le será más fácil salir de la silla de ruedas cuando la basculamos hacia adelante.
¿Es siempre recomendable una silla con basculación?
La basculación es imprescindible en algunos casos, pero sólo es recomendable elegir una silla con basculación cuando sea necesaria, ya que, mientras más mecanismos y articulaciones tenga la silla, será más pesada y compleja, por lo que corre más riesgos de dañarse o que requiera mantenimiento.
La basculación y la posibilidad de autopropulsarse, o no, son dos de los factores claves a la hora de elegir la silla de ruedas más adecuada para un paciente. Por ejemplo, las sillas infantiles de control postural, como los modelos Kimba, New Bug y Bingo, frecen reclinación y basculación.
Debemos tener cuidado con la basculación, especialmente en niños; ya que, si llevamos al niño siempre basculado, la postura es pasiva, la mirada se dirige hacia arriba y no al frente y con ello limitamos su interacción con el entorno y con otras personas.
Lo más recomendable es ir variando, a lo largo del día, la posición de la silla respecto a la vertical, utilizando la basculación. En algunas sillas de ruedas eléctricas, también podemos encontrar la opción de basculación y el paciente puede regularla desde el joystick para descansar de la postura de sedestación, cuando lo requiera.
Existen otros ángulos que son menos importantes, pero también necesarios porque en conjunto ayudan al posicionamiento adecuado del paciente en la silla de ruedas:
· Ángulo o posición de los reposabrazos
· Ángulo de los reposapiés
· Ángulo o posición del reposacabezas
En Sedestación, la experiencia es fundamental para el paciente
La basculación es fundamental cuando el paciente no tiene marcha autónoma y pasa la mayor parte del día en la silla de ruedas, por ejemplo, para pacientes con un PCI espástico, con empuje extensor, ya que tienden a escurrirse continuamente de la silla en retroversión pélvica, lo cual les puede ocasionas úlceras en el sacro. Para estas personas es necesario que utilicen una silla de control postural con basculación, lo cual mejorará su calidad de vida.
En otros pacientes se puede valorar la necesidad de una silla de control postural, pero en los pacientes con mayor necesidad de control postural (nivel V según la escala GMFCS) debería ser imprescindible.
Prevención de escaras y úlceras por presión
Puede ayudar a prevenir las úlceras de decúbito si cambias de posición con frecuencia para evitar el estrés en la piel. Otras estrategias incluyen el cuidado de la piel, una buena nutrición e hidratación, dejar de fumar, manejo del estrés y el ejercicio diario.
Consejos para el reposicionamiento
Cambia el punto de apoyo del peso alrededor de una vez por hora.
Levántate, en caso de ser posible. Si tienes suficiente fuerza en la parte superior del cuerpo, haz flexiones en la silla de ruedas: levanta el cuerpo del asiento empujándote sobre los apoyabrazos de la silla.
Busca una silla de ruedas especial. Algunas sillas de ruedas pueden inclinarse, y esto puede aliviar la presión.
Selecciona almohadones o un colchón que alivie la presión y asegúrate que tu cuerpo esté bien posicionado. No uses almohadones con forma de dona, ya que pueden concentrar la presión en el tejido circundante.
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